Una pregunta que todos nos hacemos es ¿Cuánta agua beber al día?

No cabe duda que el agua es muy importante, representa alrededor de dos tercios de nuestro peso corporal.

Transporta nutrientes y productos de desecho alrededor de nuestro cuerpo, regula nuestra temperatura, actúa como lubricante, es un amortiguador en nuestras articulaciones y desempeña un papel en la mayoría de las reacciones químicas que ocurren dentro de nosotros.

Constantemente estamos perdiendo agua a través del sudor, la orina y la respiración. Asegurarnos que tenemos suficiente agua es crucial para evitar la deshidratación.

La mayoría de los expertos coinciden en que no necesitamos más líquido que la cantidad que nuestros cuerpos piden.

«El control de la hidratación es una de las cosas más sofisticadas que hemos desarrollado en la evolución. Tenemos una gran cantidad de técnicas que utilizamos para mantener la hidratación adecuada», dice Irwin Rosenberg, científico del Laboratorio de Neurociencia y Envejecimiento de la Universidad de Tufts en Massachusetts, Estados Unidos.

En un cuerpo sano, el cerebro detecta cuando el cuerpo se deshidrata entonces activa la sed para estimular a que bebamos. También libera una hormona que envía señales a los riñones para conservar el agua acumulada en la orina.

Si bien el agua es la opción más saludable, ya que no tiene calorías, otras bebidas también nos hidratan, incluido el té, el café y el agua mineral o gasificada.

¿Cuánto se debe tomar?

La idea de que debemos hidratarnos constantemente hace que muchas personas lleven agua consigo todo el tiempo y beban más de lo que sus cuerpos necesitan.

Para aquellos que se sienten más cómodos siguiendo las pautas oficiales en lugar de la sed, el Servicio de Salud de Reino Unido recomienda beber entre seis y ocho vasos de líquido al día, incluida la leche baja en grasa y las bebidas sin azúcar, té y café.

La mayoría de los expertos están de acuerdo en que no tenemos que preocuparnos por beber una cantidad arbitraria de agua por día: nuestros cuerpos nos avisan cuando tenemos sed, como lo hacen cuando estamos hambrientos o cansados.

Barbara Rolls, profesora de medicina de cuidados intensivos en la University College de Londres, dice que cualquier pérdida de peso asociada con el agua es más probable que se deba al uso del agua como sustituto de las bebidas azucaradas.

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